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De la mano del Suboficial Mayor del Ejército y Socio de AMESETE Sr. Coloma Guijarro, nos llega el fascinante libro «Misión: Bosnia, la ruta de los españoles», como siempre lo primero agradecer al Suboficial Mayor su dedicación para con esta Asociación y poner a nuestra disposición uno de estos magníficos ejemplares donde se resume la misión que nuestro Ejército desarrollo en esa zona de Europa: Los Balcanes.

Ya han pasado 25 años desde sus comienzos y aquí se puede apreciar un poco la ingente labor desarrollada por todas las agrupaciones que han pasado por la misma, sirva como recordatoria a todos los caídos en acto de servicio durante su desarrollo y que cumplieron con el último deber de un militar: hasta la última gota de su sangre.

Cita textual del libro:

«Hablé uno a uno, con todos. Había poco qué decir, así que opté por ser directo con la poca información que podía ofrecerles: Nos vamos a un sitio indeterminado, a una misión indefinida, por un plazo de tiempo aún por decidir. Lo que te puedo garantizar es que nos jugaremos el tipo, ¿te apuntas?.

Con esta pregunta del Capitán Vega Murcia a cada uno de sus legionarios empieza a tomar forma la operación «Induráin», corría el año 1992 y, con ella, el Ejército daba los primeros pasos para embarcarse en una larga misión en Bosnia.

Este libro recorre esa inmensa aventura que comenzó con el primer despliegue de la Agrupación Málaga y que todavía sigue viva con soldados españoles sirviendo de misión en Bosnia, 25 años después.

La misión en Bosnia-Herzegovina fue importante por muchos factores, pero sobre todo porque significó un antes y un después en la colaboración internacional de nuestros militares. Y es que hablar de aquella misión es hablar del esfuerzo y la dedicación de más de 45.000 soldados de los Ejércitos y la Armada que trabajaron para llevar la estabilidad y la paz a tierras balcánicas.

Desde el minuto uno de la operación, el Ejército español se puso en marcha con un único objetivo: proteger a la población civil de los estragos de la guerra. Hoy, 25 años después, los Balcanes son una zona libre, que se desarrolla económicamente y que compite como destino turístico en el arco mediterráneo. Pero en aquel momento otras realidades iban a comenzar a enredar el futuro de las fuerzas españolas en Bosnia-Herzegovina. La complejidad del conflicto, los intereses creados por los diferentes bandos y la guerra, empecinada con determinados lugares y circunstancias, no hacían sino recrudecer la llama del odio.

La misión de Bosnia se desarrolló en una zona montañosa, atravesada por un río que tiene color esmeralda que le da su nombre, Neretva. Un lugar con carreteras sinuosas llenas de túneles y curvas imposibles, y que se caracteriza por unos veranos muy calurosos y unos inviernos blancos, extremadamente fríos. A la ruta del Neretva, después de miles de kilómetros recorridos por los blindados españoles, empezaron a llamarla los bosnios la ruta de los españoles, esos soldados que consiguieron que la llamada ruta de la muerte se convirtiera en la ruta de la vida; y que la mítica plaza del centro de Mostar pasara a llamarse, una vez rehabilitada, la Plaza de España, y que los nombres de los 23 soldados españoles y su intérprete, fallecidos en la misión Bosnia, estén escritos para siempre sobre una placa justo en el centro de la plaza en el corazón de la ciudad.

«Claro que voy!. ¡Por supuesto, que voy!, mi capitán, a ese sitio indeterminado, a una misión indefinida, por un plazo de tiempo aún por decidir, y donde nos jugaremos el tipo»

Un saludo,,